Salud Mental y Salud Dental, una Relación que Vale la Pena Entender
Foto de Martine en Pixabay.
Nuestra
salud emocional toca partes de la vida que a veces ignoramos, como el estado de
nuestros dientes. La salud mental y la dental están conectadas de forma
bidireccional: los problemas emocionales pueden descuidar tu boca, y un
problema dental puede afectar cómo te sientes emocionalmente.
Cuando la mente pesa, los dientes lo sienten
Cuando la
salud mental flaquea, cuidarnos se vuelve un desafío. La depresión, con
síntomas como la anhedonia (falta de interés), baja autoestima o fatiga, puede
hacer que cepillarte los dientes o ir al dentista se sienta como una montaña.
Un estudio de 2022 mostró que quienes tienen buena salud mental visitan más al
odontólogo, mientras que las personas con trastornos mentales comunes presentan
más problemas dentales que la población general.
La ansiedad
también juega su parte. El miedo a la silla del dentista, tal vez por
experiencias pasadas con dolor, puede llevarte a posponer citas, lo que agrava
tanto los problemas dentales como el malestar emocional. El insomnio, común en
la ansiedad, no ayuda: menos descanso, más difícil priorizar el autocuidado.
El estrés que muerde: El papel del bruxismo
El estrés
crónico es un actor clave, y su huella más clara en la boca es el bruxismo:
el hábito involuntario de apretar o rechinar los dientes, a menudo mientras
duermes. Afecta al 60-70% de las personas, pero solo 1 de cada 4 lo nota. Aunque
tiene varias causas, el estrés es la principal. Este activa el eje
hipotalámico-pituitario-adrenal, elevando el cortisol, lo que intensifica el
bruxismo y crea un ciclo autoalimentado que desgasta el esmalte, causa dolor
mandibular y alimenta la ansiedad o depresión. Los nervios encargados del
control de los músculos involucrados en la mordida pueden dañarse, y el
bruxismo empeora, afectando cada vez más tu salud dental.
Medicamentos y sus efectos en la boca
Si tomas
antidepresivos u otros medicamentos para la salud mental, presta atención a tu
boca. Algunos causan xerostomía (boca seca), que reduce la saliva, un
protector natural contra caries y enfermedades periodontales. Esto aumenta el
riesgo de pérdida de esmalte o problemas en las encías. No se trata de dejar la
medicación, que es esencial para tu bienestar, sino de complementarla con
cuidado dental. Hablar con tu odontólogo sobre tu tratamiento puede ayudarte a
prevenir estos efectos con enjuagues especiales o chequeos más frecuentes.
Bacterias que llegan lejos
La conexión
va más allá de la boca. Estudios muestran que bacterias orales como Porphyromonas
gingivalis (causante de periodontitis) pueden llegar al cerebro,
contribuyendo a placas amiloideas ligadas al Alzheimer. La inflamación de las
encías no solo daña localmente, sino que activa respuestas inmunes que pueden
afectar tu claridad mental o aumentar la irritabilidad. Esto resalta por qué
una buena higiene oral es también una inversión en tu cerebro.
Cuidarte es un todo: Mente y boca en armonía
La salud es
un conjunto, y tu sonrisa refleja cómo estás por dentro. Ignorar tus dientes
puede empeorar la irritabilidad o la baja autoestima, mientras que una mente
más equilibrada facilita el cuidado personal. Aquí van algunas ideas prácticas,
como si estuviéramos conversando en Quito:
- Visita
al dentista: Busca un odontólogo que entienda tus
necesidades y haz citas regulares.
- Maneja
el estrés: Prueba ejercicios simples como respirar
profundo o escribir algo positivo cada día para calmar el bruxismo. Consulta
con tu terapeuta para el manejo de estrés y de trastornos mentales.
- Coordina
tus tratamientos: Habla con tu psiquiatra y odontólogo para
ajustar medicamentos y prevenir efectos como la boca seca.
- Higiene
diaria: Cepíllate dos veces al día, usa hilo dental y,
si tomas medicamentos que secan la boca, considera enjuagues recomendados.
Cuidar tu salud mental es
cuidar todo tu ser, desde tu mente hasta tu sonrisa. Cada pequeño paso hacia el
equilibrio fortalece tu bienestar integral. ¡Sonríe!